Ante un escenario de escasez hídrica, la eficiencia del barbecho exige una atención especial. Los herbicidas preemergentes son una herramienta fundamental para el éxito del control de malezas. Pero además, la solubilidad y residualidad son hoy factores importantes a tener en cuenta.
Al igual que las últimas campañas, esta también tiene su particularidad. Ante la condición presente de sequía que se prolonga, los barbechos y la preparación de la siembra pueden verse algo demoradas. La falta de humedad hace que todo se retrase un poco, ejerciendo su influencia también sobre las malezas al demorar los nacimientos. Lograr la certeza que nuestros cultivos se desarrollarán en lotes limpios, es todo un desafío, ya que las malezas pueden afrontar condiciones de estrés y complicarnos el control.
Cuando apuntamos a obtener una cama de siembra limpia que asegure una excelente emergencia del cultivo, además de considerar todas las variables de una correcta aplicación, es importante que el herbicida llegue al suelo y se active. Para ello, es primordial tener cierto nivel de humedad en el suelo o prever lluvias posteriores a la aplicación. La cantidad de lluvia necesaria varía de acuerdo a la composición química del herbicida, la dosis y las condiciones ambientales, pero se puede estimar un rango de valores de aproximadamente 20 a 30 mm, dentro de las 2 semanas de la aplicación. (Leer también: www.gleba.com.ar/landingagro)
Solubilidad, vida media y residualidad
Ante una situación de falta de humedad en los suelos, hay características particulares de los herbicidas preemergentes a los que se le debe prestar especial atención, estos son la solubilidad, la vida media y la residualidad.
La solubilidad es una medida que determina la máxima concentración del producto a disolverse en un litro de agua y por lo general tiene un rango de 1 a 100 000 mg /litro.
Esta variable se expresa en mg/l y según el rango, los activos pueden clasificarse en:
► Muy soluble/Alta: >500 mg/l
► Moderada: entre 50-500 mg/l
► Poco solubles/Baja: < de 50 mg/l
Además de determinar la cantidad de milímetros de agua necesarios para activar al producto, también influye en la capacidad de “lavarse” frente a episodios grandes de precipitaciones y en la duración de la residualidad del herbicida. Los productos más solubles requieren menor volumen de agua para activarse, pero suelen ser menos residuales.
Soluciones Gleba
La vida media indica el tiempo que tarda un herbicida en degradarse o descomponerse a la mitad de su concentración. Se expresa como un rango o un promedio y esta variable depende de varios factores, como el tipo de suelo, el pH, la temperatura, el contenido de humedad y la actividad biológica, entre otros.
Por ejemplo, el Trazone® de Gleba, es una suspensión concentrada a base de sulfentrazone 50% con acción sistémica y residual selectivo para soja, que posee un amplio espectro de control de malezas de hojas anchas, es fotoestable, fácil incorporación, con una vida media promedio 180 días.
Por último, la residualidad es el tiempo que un herbicida permanece en el suelo a concentraciones que tengan efecto agronómico, influyendo en el tiempo de control sobre las malezas, pero también en su capacidad de presentar fitotoxicidad en cultivos posteriores.
El flumioxazín es un herbicida perteneciente al grupo químico de los PPO, con actividad residual es aproximadamente de más 45 días, que permite rotar principios activos, disminuyendo la probabilidad de aparición de resistencia. Una estrategia para soja podría ser aplicar como preemergente Flumeyt compuesto con flumioxazin 48%, en mezcla con Bagual Plus, que es un s-metolacloro.
Residualidad sobre residualidad
Ante el escenario actual, es fundamental anticiparse y guardar las recetas habituales para lograr una cama limpia para la gruesa. Adelantar la aplicación de preemergentes unos 10 o 15 días es una opción válida para no quedar sin margen de maniobra ante cualquier retraso. Inclusive pensar en un “overlapping”, puede ser una excelente opción, que garantizaría evitar aplicaciones con el cultivo emergido.
La idea es aplicar primero un herbicida residual, y antes de que termine su residualidad, aplicar un segundo herbicida que superponga la residualidad. Así, antes de que se pierda la del anterior, tendremos una nueva residualidad en el suelo que evitaría nuevos nacimientos de malezas.
Esa superposición permitiría durante más tiempo tener limpio el suelo, evitando la competencia de la maleza con el cultivo entre la siembra y el cierre del surco.
¿Reducir las aplicaciones?
Eduardo Grognett, Gerente de Desarrollo para GELBA, recomienda: “Ante la situación actual de seca, el productor tiende a minimizar las aplicaciones para controlar costos. Nuestra recomendación es que no escatimen, ya que las malezas pueden resultar una enorme complicación con el cultivo ya emergido. Aumentar levemente las dosis de herbicidas preemergentes, junto a la técnica de overlapping incluyendo coadyuvantes de alta calidad en el caldo, sería una estrategia válida en este contexto. En condiciones de sequía no se puede fallar en la aplicación. Hay que ser proactivos y no reactivos.”
Los herbicidas preemergentes son una herramienta clave para lograr la certeza de que nuestros cultivos se desarrollen en lotes limpios. Para garantizar un control aceptable, especialmente en tiempos secos, es importante conocer las características de cada activo y anticipar medidas de control.